miércoles, 14 de septiembre de 2016

PROFECÍAS DEL BEATO JOAQUÍN DE FLORA SOBRE EL GRAN PAPA Y EL GRAN MONARCA

El Beato Joaquín, napolitano, monje cisterciense, y abad de Corazzo y de Flora, fallecido a fines del siglo XII, fue un prodigio de santidad y don de profecía. Su historiador Dom Gervasio, abad de la Trapa, dice que, exceptuados los sepulcros de los Apóstoles, en ningún sepulcro de Santo se han obrado tantos y tan auténticos milagros como en el del Beato Joaquín; y añade que ningún Santo hizo tampoco tantas y tan respetables profecías como él.

Beato Joaquín de Flora

Hemos leído varias de sus profecías en la Biblioteca nacional de Paris, contenidas en un infolio impreso en Venecia en 1516. Adrién Peladán dice en el Nouveau Liber Mirabilis que posee una edición posterior de dichas profecías (Venecia, 1605), y de ella copia la que conviene a su libro y nos conviene a nosotros, que es la referente al Gran Monarca. Es una profecía rarísima, hecha con grabados, cada uno de los cuales tiene un lema: parece un pequeño Apocalipsis en figuras o imágenes. Contiene quince grabados (nosotros poseemos algunos), todos relativos al gran hombre, desde poco antes de su nacimiento hasta su victoria general; pero alude también, y quizá más particularmente, a los Sumos Pontífices que habrá en todo este tiempo.

Peladán declara que comprendió en parte estas figuras, por lo cual las describe y explica. Seguiremos sus descripciones, acomodándonos a sus explicaciones, y escogeremos solamente las figuras que más hacen al caso.

Grabado III.—«Una especie de Hércules levanta su maza sobre el Papa, como queriendo aplastarle, el Papa le opone las llaves de San Pedro y se mantiene en actitud serena, echando la cabeza atrás. Una cabeza se asoma por los pliegues de su manto, hacia el suelo, y mira al Hércules como emplazándolo para un día en que le pedirá cuentas. Esta cabeza es la del Gran Monarca, todavía niño. El Pontífice es Pío IX, a quien se aplica muy bien el lema del grabado: Soportará duros trabajos».

Grabado VI.—«También representa este grabado la monarquía proscripta, la de Italia, la de España, otras quizá, caminando con el cetro convertido en tridente. Las puntas del tridente se apoyan en el pecho de una paloma que todavía lleva en su pico el ramo de olivo: es la Religión inmolada... Un religioso lee sentado un libro y parece pronunciar la sentencia de reprobación, o sea el lema que dice: Entraste: por el fraude, reinaste por la fuerza, perecerás en los tormentos»,

Se nos burlaron algunos cuando dijimos que el Gran Monarca pertenecería de algún modo a la jerarquía eclesiástica. No nos atrevimos entonces a hablar más claro. Aquí lo ven ahora, no sólo eclesiástico, si no religioso. Aunque no fueran tan explicitas esta y otras profecías, lo que dicen todas no puede explicarse si el Gran Monarca no pertenece al estado del Regente de Cisneros, Ramiro de Aragón y Casimiro de Polonia: Rey y Sacerdote secundunt ordinem Melchisedech.

Grabado VII.—«Aquí hallamos el árbol de antes; un fiero dragón apoya en el tronco sus patas delanteras, y un Pontífice levanta la mano y le manda. Detrás del Pontífice hay un cuervo. El lema es: LOS VARONES FUERTES SERÁN PROBADOS POR LA ENVIDIA».

¿A quién dirá el lector que representa el cuervo? Al Gran Monarca, Al religioso de antes, ya por el color, ya por las excelentes cualidades que esta ave de rapiña tiene cuando se la ha domesticado. La misma profecía lo explicará; nuestros lectores valencianos y catalanes no harían mal en consultar los diccionarios de su lengua.

Grabado IX.—«La Iglesia, en la persona del Pontífice infalible, está aquí armada contra un falso profeta (creemos conocer a este pestilente sujeto), representado por una cabeza con tiara; pero en vez de piernas tiene el falso profeta una cola de dragón. El Pontífice tiene en su mano izquierda las llaves, sobre las cuales está posado el cuervo, que aquí es símbolo de la amistad como el de Elías en el desierto. El Pontífice lleva unas varas en su derecha, y de su boca sale la espada de las justicias de Dios. El Cordero Pascual, defendido por esta espada se pone al amparo del Pontífice. El lema es: Esta imagen representa el combate de la Iglesia con los apóstatas».

Después del cisma anunciado por este grabado y de las guerras que le han de acompañar, lo cual anuncian asimismo cien profecías más, viene el desenlace de todas, esto es, el triunfo de la Iglesia y del Gran Monarca, que empieza en el

Grabado X.—«La Tiara y la corona real se hallan unidas por un lazo común. Un cuervo con aureola bate las alas delante del Soberano Pontífice. Seis estrellas resplandecen en un triángulo, bajo la mano del Papa, y el lema dice: Alumbrará seis planetas y finalmente eclipsará su brillo. Este es un doble triunfo: el del Pontífice Santo, unido al del Gran Monarca».

Entre otras versiones, puede entenderse que son seis naciones los seis planetas; pero el triunfo todavía no es completo.

Grabado XI.«El Papa se reclina sobre la Cruz: el Cordero está a sus pies, y cerca de éste el cuervo amigo. El Pontífice tiene las llaves en la izquierda. Una serpiente se endereza para morder esta mano, y no puede. La serpiente es la revolución, el ateísmo y la herejía que acaban. El lema dice:

Lavará su estola en la sangre del Cordero.

He aquí, en fin, la victoria definitiva y la paz general, de acuerdo con todas las profecías:

Grabado XII.—«El lobo habitará con el Cordero y tendrán unión, dice el lema, lo cual alude a la paz que unirá los corazones en este reinado de Dios: los pecadores, convertidos, formarán un solo redil con los justos. El Pontífice tiene las llaves en una mano, y en otra el cuchillo que extirpa el error. La corona real está a sus pies, señal de la unión íntima del altar y del trono. Un lobo, apoyado en una espada, rinde homenaje al Obispo de Roma».

A este lobo aluden expresamente varias profecías. Con la conversión y la paz vienen el Concilio, los cánones, leyes, interpretación del Apocalipsis y demás Escrituras, según dijimos en el núm. 14 de Luz Católica, pág. 211 col. 2.a Así lo indica el

Grabado XIII.—«Hay sobre el Papa una mano celestial que le protege. El Papa, in chatedra, tiene en sus manos las llaves y unas varas, y el cuervo amigo bate vivamente las alas. Un ángel señala al firmamento desde una nube brillante, y pronuncia el lema que es: Sólo él abrirá el libro escrito por el dedo de Dios vivo».

Los grabados XIV y XV se refieren a lo que sucederá desde entonces hasta el Anticristo.


Apología del Gran Monarca 1ª Parte,
paginas 25, 26, 27, y 28.
P. José Domingo María Corbató
Biblioteca Españolista. Valencia-Año 1904